La Ciudad

Confluyen dos desafíos claves para el gobierno de Montenegro

En los próximos días empezará a regir la ordenanza de la Zona Roja y las fotomultas. Apuestas fuertes en materia de seguridad y tránsito. Otra foto con Berni para reforzar lazos. La centralidad de Cristina Kirchner favorece a Raverta.

Por Ramiro Melucci

“¿Cuándo se termina este calvario?”. La pregunta se sigue repitiendo en los celulares de los funcionarios de la Secretaría de Seguridad. Parte de vecinos que hace años padecen la Zona Roja en la puerta de sus casas. Le agradecen al municipio el impulso a la regulación de la oferta y demanda de sexo en la vía pública, pero también empiezan a evidenciar cierta ansiedad.

Hay un dato que refleja ese estado de ánimo. Después de que el gobierno local anunciara una línea de whatsapp para denunciar incumplimientos a la ordenanza, el teléfono de la patrulla municipal empezó a sonar. Eran vecinos de Luro y Champagnat, la Vieja Terminal y La Perla. Reclamaban acciones. Les tuvieron que recordar que la norma todavía no entró en vigencia.

Los meandros administrativos justifican tal confusión. La ordenanza daba 45 días para definir un lugar. Al cumplirse el plazo, el intendente firmó el decreto. Y otorgó otros 10 días (desde la publicación en el Boletín Municipal) para poner en condiciones el tramo elegido de la avenida 10 de Febrero. Recién el próximo sábado comenzará a regir.

La inminencia de la fecha, sin embargo, no ha dilucidado los interrogantes. Hay dos que sobresalen. Qué sucederá con el recurso de amparo que presentó la Fundación Alameda. Cómo repercutirá el llamado a rebeldía que formularon algunas entidades del colectivo trans.

La postura que parece afianzarse entre las trabajadoras sexuales es la de caminar por las zonas de siempre. Sostienen que eso no es delito. La patrulla municipal y la policía saldrán desde la primera noche a recorrer esos mismos sectores. El conflicto callejero estará latente: cualquier provocación lo encenderá.

La ansiedad de los vecinos de Champagnat, la Vieja Terminal y La Perla se contrapone con los cuestionamientos que generó la ordenanza. Tanto quienes realizan la actividad como los vecinos de barrios próximos a la avenida 10 de Febrero fustigaron la decisión. Guillermo Montenegro parece aferrarse a la definición política de Horacio Rodríguez Larreta: el consenso nunca es con todos.

El desafío de la aplicación de la nueva Zona Roja se suma a otro, también próximo: a principios de octubre se pondrán en marcha las fotomultas. También el plazo de un mes que había dado en agosto el gobierno se corrió unos días para terminar de adecuar las cámaras que detectarán las infracciones. El Frente de Todos reclamó información certera y señalización. El municipio aclaró que ya la está proveyendo.

Lo concreto es que se trata de un momento determinante para la gestión, en el que confluyen dos de sus grandes apuestas en materia de seguridad y tránsito. Que ya no pondrán a prueba la habilidad política o la astucia para conseguir consensos legislativos, sino la efectividad para llevar a cabo los objetivos.

Mientras, Montenegro ha encontrado en el deporte una veta para sustentar la tan pregonada Mar del Plata de 12 meses. Aunque la promoción de los eventos deportivos no es nueva, el éxito del Enduro Pale después de una fuerte controversia con la oposición, a fines de julio, la vigorizó. Desde entonces, el boxeo, el rally, el básquetbol, el atletismo, el taekwondo y el pádel han proporcionado letra al discurso oficial.

 

Ya no está a prueba la habilidad política o la astucia para conseguir consensos legislativos, sino la efectividad de la gestión para llevar a cabo sus objetivos 

 

En ese contexto, el conflicto con los municipales terminó con un reparto de puntos. El municipio soportó dos días de paro (y de escuelas municipales sin clases) sin proferir ninguna crítica al sindicato. El gremio admitió tácitamente que no había más margen para medidas de fuerza y se llevó un aumento que no lo terminó de convencer (un 10% retroactivo a agosto, un 10% en septiembre y otro 10% en octubre), pero que era el último que estaba dispuesto a ofrecer el gobierno tras la intervención de Montenegro en la negociación.

La forma en que el sindicato y el intendente sellaron el acuerdo es una muestra del momento que atraviesa la política. La discusión con el kirchnerismo también bajó varios cambios en las últimas semanas. Consecuencia directa de la conmoción que generó el atentado contra Cristina Kirchner.

Hubo una notoria excepción: las amenazas que sufrió el concejal Roberto Páez, secretario general de la Asociación de Empleados de Maestranza de Casinos, por una interna sindical. Sin ningún parangón con ese repudiable accionar, también escaló más de lo esperado la controversia por los decks entre comerciantes y gastronómicos.

Los que se oponen a la proliferación de las estructuras, con amplio apoyo de dirigentes del sector textil, llegaron a comparar a los que abusan del espacio público con manteros. En respuesta, la Asociación Hotelera Gastronómica los tildó de retrógrados.

La discusión no hubiera subido tanto de tono si la experiencia de los decks hubiera sido menos desprolija. Una política que el intendente está convencido de aplicar porque genera empleo no está logrando los consensos básicos fuera de la política, justamente, porque el propio municipio no la instrumentó de la mejor forma. El desafío de la gestión ahora es convencer de que no sucederá lo que ya sucedió.

Al margen de esa controversia entre comerciantes, la temperatura política disminuyó notablemente. Montenegro y Sergio Berni aprovecharon el clima de concordia para ratificar sus lazos de amistad. El ministro de Seguridad bonaerense entregó seis patrulleros para la policía rural y sumó una foto con el intendente en el Centro de Monitoreo. A la hora de los elogios, destacó la colaboración del municipio en materia de seguridad y hasta le reconoció “políticas de inclusión”. Está claro que ni en el momento de mayor unidad del Frente de Todos el ministro compagina con el kirchnerismo local.

 

Raverta, junto a Ceriani y Ciano, de Aerolíneas Argentinas.

 

Más allá de los pormenores, el oficialismo nacional y provincial luce encolumnado. Empezó a alinearse con el pedido de condena a la vicepresidenta en la causa Vialidad. Terminó de hacerlo después del atentado.

La nueva escena favorece en Mar del Plata a la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, líder del Frente de Todos local. Le otorgan sosiego en el plano interno. No es poco después de los convulsionados meses en que la coalición gobernante parecía estallar.

La semana pasada, una foto reflejó en el pago chico el reparto actual de las acciones frentetodistas. Aparecían Raverta; el titular de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani, y el director de Desarrollo Turístico de la línea de bandera, Ariel Ciano. La imagen grafica la centralidad política del kirchnerismo (de Cristina Kirchner) y el mayor predicamento del Frente Renovador (del ministro de Economía, Sergio Massa) en la previa del año electoral. Es decir, cuando empiezan a repartirse las lapiceras para el armado de listas.

El orden interno tiene, sin embargo, dos fuertes contrapesos más allá de los confines del Frente de Todos: el desgaste que acumula el Gobierno nacional y, sobre todo, la desbocada inflación. Sin una pronta morigeración no habrá unidad capaz de compensar tamaña desdicha.

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